Cae, cae y vuelve a caer. Y levántate.
Porque en el fondo da igual cuantas veces caigas, da igual el daño que te hagas, da igual si te raspas las rodillas.
Lo que importa es cuantas veces te levantas, cuantas veces sonríes y cuantas veces sanas tus heridas.
Eres fuerte, mucho, más de lo que crees. Ahora demuéstratelo y demuéstraselo a ellos
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